jueves, 14 de agosto de 2008

LA CULPA ES DE MI VIEJA

Hace unos pocos días, manejando hacia mi casa y entre bocinazos, acelerones, frenadas e insultos siempre desmedidos pero insuficientes, tuve una experiencia casi mística. Como un fogonazo, una verdad -impensada hasta ese instante- incendió los velos de mi ignorancia. Entonces, fue como si el espíritu de Freud se apoderara de mi conciencia, y llegué a la conclusión psicoanalítica que anticipa el título: “La culpa es de Mi Vieja”. Ella no lo sabe, apenas se lo adelanté el domingo pasado y me mandó a la mierda. Digamos que lo hizo sin darse cuenta. Pero esto es una certeza.
Ella fue quien me crío en la conciencia de que lo que había en casa era de todos y, por tanto, era deber repartirlo en partes iguales. Si algún chocolate llegaba a nuestras manos, regalo de algún pariente o similar, su voz imperativa asestaba: “Convidale a tus hermanos”. Jamás hubo un regalo, una golosina, una salida, ni un mimo, para unos sí y para otros no. A lo sumo si alguien quedaba de araca
[1] era ella.
Un nuevo argumento que la inculpa es el recuerdo de otra actitud, pero esta vez hacia afuera. Cualquiera podría argüir que la primera de mis razones no es válida, pues esa tendencia al igualitarismo era entre sus seres más amados. Sin embargo, recuerdo patente que cada vez que mi vieja nos compraba zapatillas, también compraba para mis primos, o bien ayudaba a comprarlas. Del mismo modo, cuando nos dábamos una vuelta por el supermercado -mucho más chico y con infinita menos variedad que los de hoy- también había unas cajas con mercaderías para mis primos. Claro, usted que viene leyendo esto intentará aducir que nuevamente la generosidad era para quienes la unía un vínculo afectivo. Pues se equivoca.
Mis viejos trabajaron siempre y vale recordar que con quien escribe suman tres hermosos hijos varones. La economía familiar dio –casi siempre- para pagarle a alguien que ayude con las tareas del hogar, otro alguien que se haga cargo de las plantas y el jardín, otro de la plomería, otro de la electricidad, etc. Ello da cuenta además de la inutilidad que significa, muchas veces, tener cuatro hombres en la casa. Al grano, la cuestión es que mi vieja a todos ellos, trabajadores golondrinas que frecuentaban mi casa, los sentaba a la mesa, con la familia, y les ofrecía sus siempre suculentos y exquisitos platos de comida. Más aún, para cumpleaños, días de las madres, navidades y demás, siempre tuvo algún regalito para ellos. Nos advertía y nos enseñaba, con esos gestos, que no existen diferencias entre ellos y nosotros. Esto, que parece una verdad de Perogrullo
[2], es -para un pibe de clase casi media- todo un descubrimiento ético/filosófico y, claro está, e ideológico.
A este breve compendio de argumentos, me animaría a sumarle uno más, incluso más rebelde, más activista. Cuando llegaron los hipermercados comenzamos a ir de compras a Carrefour. Ello era, para ella y para mí, todo un paseo. Allí cometía –de tanto en tanto- una gran osadía que disfrutaba como si fuese una travesura de niña. Aún no se había implementado el sistema de código de barras para definir los costos de los productos, cada mercadería llevaba una etiqueta con su precio. Pues ella, mi Vieja, cambiaba el precio de la jarra que le gustaba por el de una más barata y berreta. Sólo esto parece un simple acto de vandalismo. Sin embargo, todo se clarifica al recordar que cuando niños, mi hermano menor y yo robamos un par de caramelos al Kiosquero de la esquina y la Vieja se puso loca. No sólo sancionó nuestro accionar sino que se mostró desilusionada. Nosotros le recordamos su fechoría en el hiper, suponiendo que ello nos habilitaba para realizar actos de envergadura similar. Pero entonces llegó una nueva lección: no era lo mismo – nos explicó –; Don Hipólito era un laburante y Don Carrefour, no; y ladrón que roba a ladrón…
De ahí la conclusión a la que arribé esa tarde: Me críe en la hermosa idea de que nada era completamente mío y que por ende siempre había alguien con quien compartirlo. Y aunque en su momento me debe haber resultado un poco difícil entenderlo, eso hizo de mí un hombre con algunas ideas de las cuales me siento orgulloso. En definitiva, si alguien es culpable de que quien escribe sea un comunista, o un socialista, o –como supo llamarme un profesor que quiero y admiro- un Homus-Sovieticus, ese responsable ya fue hallado. De algún sitio tenían que venir estos deseos de igualitarismo, de propiedad comunal, de “para todos, todo”, que para colmo de males defiendo –más intuitiva que razonablemente- desde muy chico. Así pues, basta ya de cuestionarme los ideales, y mucho menos responsabilizar a los estudios que emprendo o las lecturas que elijo o la música que escucho (con amor ese "basta ya"). La cuenta es al revés, si hago esas elecciones no es por mi culpa. No soy yo el responsable de pensar como pienso. Ya saben a quien darle la cana [3]:










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[1] ARACA. S. (Quedarse de ......): Quedar abandonado, sin el beneficio esperado. http://www.muevamueva.com/comunica/lunfardo/lunf-c-g.htm

[2] No puede afirmarse con certeza quién fue Perogrullo. Para algunos, fue un personaje quimérico; para otros, una persona de carne y hueso, asturiano para más datos. Sea como fuere, lo que no puede cuestionarse es el caudal de ingenio y gracejo encerrado en las célebres "verdades" que se atribuyen a este personaje, que a la mano cerrada le llamaba puño. Estas "verdades" formaron parte de coplas, muy cuidadosamente recopiladas y un autor tan afamado como Francisco de Quevedo y Villegas las intercaló en sus prosas. La incorporación en el uso coloquial de la expresión verdades de Perogrullo (en realidad, una deformación del nombre Pedrogrullo) se debe a la necesidad de expresar aquello que por evidente y consabido se hace ocioso anunciar. http://www.taringa.net/posts/offtopic/111457/El-porque-de-algunas-frases.html

[3]CANA S. Agente u Oficial de Policía. (dar la ......) divulgar un secreto. Prisión. (batir la .....) avisar la proximidad de la policía. http://www.muevamueva.com/comunica/lunfardo/lunf-c-g.htm
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9 comentarios:

Unknown dijo...

Oooobvio, aprendiste de esas demostraciones de efectivísima economía casera...jaja.
Qué grande tu vieja, así es como se infunden los valores, a puro ejemplo.
Lo justo es justo: Don Hipólito seguramente no se lo merecía y a Carrefour no le alcanza con cambiarle una etiqueta para redimir tanto asalto legalizado.
Besos.
CecyT.

Mil colores dijo...

Hola Pabli

“De tal palo tal astilla”

Te leí y te releí un montón de veces, las lagrimas no me dejaban leer, me emocionaste muchísimo.
Recién termino de decirle a Pau “ya tengo la respuesta de porque Pablo es tan especial y porque me siento tan identificada con él, la vieja es como fue y es mi viejo…”.
Muchas de las cosas que decís las hacia y aún hoy, las sigue haciendo mi Papá.
Realmente hemos sido agraciados de que la vida nos regalara padres, que supieron enseñarnos los verdaderos valores, como la justicia, la libertad...
Es así Pablo, en esta vida a todo se le pone motes según te manejes, o somos comunistas o socialistas según las ideas y acciones que realicemos… pero lo mió Pabli es más desconcertante porque encima creo en Dios jeje.
Mira hasta donde mi viejo es sabio que aún siendo ateo y Republicano a mucha honra, no torció mis ideales.
Los que no tienen criterio propio muchas veces piensan que somos como somos por una lectura, o un estudio en particular… y no nosotros mamamos desde el seno la Libertad, la Justicia, la Solidaridad y el Igualitarismo…y somos la consecuencia de ello.
Un beso
Iris

Casiopea dijo...

No podes haber sido tan hijo de puta de poner esa foto, jajaja. Tu vieja se muere cuando la vea.
Si bien a mi me criarón en un, casi individualismo absoluto, si me han inculcado mucho. Mi padre: que uno tiene que luchar por lo que quiere, por más que te pongan piedras en el camino(Incluso cuando las piedras son ellos). Mi madre: que te pueden quitar todo menos tus pensamientos, tus ideales, por eso valen tanto y son tan importantes en la vida.
Quizá ellos también son los culpables de mi necedad y que me aferre tanto a lo que creo por mas que ellos no lo compartan.
Gracias, me hiciste encontrar algo bueno en esas personas.
Pero también tenes que reconocer que hay algo propio en cada uno que nos forma para un lado, sino a todos ustedes les debiera haber pegado igual...
Besitosssss!!!!! Te quiero!!

Pablo_snm~El necio dijo...

Ojitos: Gracias por el comentario. Me encantó lo de "asalto legalizado". Lamento que no se me haya ocurrido a mi...jeje!

Iris: Gracias por tanta sensibilidad. Espero que también puedas reirte con este texto que también esa fue la intención, despertar una sonrisa en esta libre interpretación de lo que fue mi vieja para mi.

Casiopea: Gracias por estar siempre. Obvio que hay cosas de las que no puedo culpar a nadie, pero shhhhhh!!! Con respecto que a no todos nos pegara igual, es tan cierto como terrible. Así la dictadura del proletariado presenta algunas grietas. Será que no todos somos adoctrinables... Por las dudas sigamos persistiendo...jeje!
Me gustó que hayas sentido la consigana para hallar herencias personales.

Anónimo dijo...

La foto es genial, me morí de risa. La verdad, un placer las cosas que tenés para achacarle a tu madre. Yo a la mía sólo le puedo imputar la más clásica de las neurosis
Va muy bien el blog
un beso, Caro

Anónimo dijo...

Pablo querido,

Como siempre, es un placer leerte. Creo que en promedio leo tus publicaciones unas tres veces y cada vez que lo hago me emocionoi más. Por favor, no dejes de brindarnos tanta emoción. Besos.
Willy

Daniela Lucena y Gisela Laboureau dijo...

tu vieja es genial! y la foto muy divertida!!! te digo, en varias cosas se parecen tu vieja y mi vieja... pero a mi me llevo años de terapia no enojarme con ella, jajajaja.

Malen dijo...

Me hiciste reir mucho y la foto de tu vieja!! A mi me paso con mi papa, pero un poco mas mezclado. Pero también pensaba lo mismo, qué nos lleva a elegir esa musica, los libros, y uno termina rastreando las raices, no? Un saludo

[tierrayLibertad] dijo...

jajajajaja totalmente. es culpa de ellas! creo que fue una de las cosas que debo agradecerle, que si bien muchas veces me trae problemas porque se me hace el nudo en la garganta mas de una vez cuando veo injusticias, en definitiva me hizo persona y SER HUMANO..y por lo visto en tu casa pasó exactamente igual.
que lindo seria todo, si todos gozaramos de esos valores hogareños que son el reflejo mismo de lo que deberiamos ser en la calle, la escuela, trabajo, etc, etc.
saludos!